Los Ángeles, Teatro Kodak, 14.30 hrs (00.30 hrs España): Las primeras estrellas empiezan a desfilar por la alfombra roja, sin rastro del agua que la inundaba horas antes y hacía temer una ceremonia deslucida y gris. Decididamente, no hay huelga de guionistas ni lluvia que diluya la magia y el glamour de los Oscar.
Por delante, una maratoniana jornada de, nada más y nada menos, ¡5 horas y media! Sin contar las posteriores fiestas tras la gala que suelen alargarse hasta bien entrada la madrugada. Todo un reto para quienes la seguimos desde España que nos condenaba a permanecer despiertos hasta las 6:00 hrs, sin fiesta que valga después y todo un lunes por delante.
Las grandes incógnitas: ¿Ganará Bardem el Oscar? ¿Aparecerá acompañado de Pe? ¿Quiénes son los peor vestidos? ¿Daniel Day Lewis mejor actor otra vez o habrá sorpresa?
He aquí lo más destacado de una atípica ceremonia de la Academia, apenas planificada ante la incertidumbre de su celebración, con muchas retrospectivas, números musicales pelín aburridos y el humor ácido e irónico de Jon Stewart, conductor de la ceremonia y presentador de «The Daily show».
Los más madrugadores: George Clooney, nominado como mejor actor por Michael Clayton, acompañado por su ya inseparable y floreada novia, Sarah Larson, y Laura Linney, con un Michael Kors negro.
Las más elegantes: Ambas en negro y casi misma pose, Penélope, que no falla nunca, discreta con un Chanel Couture de plumas y joyas de Chopard, y Jennifer Garner, vestida por Óscar de la Renta.
Las más espectaculares: La emocionada ganadora del Oscar a la mejor actriz, Marion Cotillard, impresionante con un Jean Paul Gaultier y joyas de Chopard, y Heidi Klum, con un embriagador diseño de John Galliano en rojo.
Las más controvertidas: La guionista Diablo Cody, con un look de leopardo de -¿quién si no?- John Galliano, y tatuaje al más puro estilo motero, que para eso es creadora y puede ír como le plazca, y Tilda Swinton, con una especie de saco-vestido de Alber Elbaz para Lanvin.
Las más encantadas de estar en la gala: Miley Ray Cyrus o cómo ser la más tonta posando, vestida de Valentino, y Katherine Heigl, de Escada y demasiado Marilyn.
Las más embarazadas: Brillaron los embarazos en esta edición con la doblemente nominada Cate Blanchett, vestida por Tries Van Noten y 8 meses de embarazo y Jessica Alba, con un Marchesa, que parece ser la firma preferida entre las actrices latinas.
Las mamás más orgullosas: Mamá Farrell, acompañando a un «no tengo peluquero» Colin, y nuestra espléndida Pilar Bardem o «a mí no hay ceremonia americana que me asuste».
Las joyas más espectaculares: En una ceremonia donde brilló la discrección, sólamente deslumbraron el collar de Nicole Kidman -la otra embarazada de la gala, cada vez más falta de expresión, si cabe- diseñado por L´Wren Scott y que hacía ganar enteros al Balenciaga negro que vestía, y el de Keri Russell, creado por H. Stern.
La parejas más compenetradas: Sin duda, la protagonizada por Calista Flockhart y Harrison Ford -que duran y duran, contra todo pronóstico- y los incombustibles John Travolta y Kelly Preston.
La pareja más buscada por los objetivos: Los más perseguidos por los fotógrafos, cómo no, fueron la pareja de moda, Penélope y Javier, que entraron por separado al teatro y cuyas únicas instantáneas juntos fueron unas furtivas imágenes en el coche que les llevaba a una de las fiestas post ceremonia.
Los más transgresores: Dado que ellos no suelen salirse de lo que marca la etiqueta, lo más revolucionario fue ver los pendientes que lucía Daniel Day-Lewis, la flor en el hojal y levita de Viggo Mortensen y el pañuelo de Johnny Deep.
Los más atractivos: Patrick Dempsey o el médico más sexy de la televisión, con permiso de House, y, no podía ser de otra manera, el siempre interesante George Clooney.
Los ausentes: La pareja por excelencia de Hollywood, Brad Pitt y Angelina Jolie, imaginamos que ocupados adoptando algún niño más, y Elsa Pataki, que no debió de poder colarse por ninguna puerta de servicio 😉
Lo menos original: La elección de color en los trajes de las celebrities, con goleada del rojo y el negro, Cameron Díaz, con sus colores pastel, y una Renée Zellweger que ha hecho del palabra de honor parte de su personalidad y siempre se la ve igual en todos los actos.
Los triunfadores de la noche: Sin duda, los europeos, que se adueñaron de todos los galardones de interpretación, capitaneados por nuestro Bardem, y los hermanos Cohen, que consiguieron todos los grandes, mejor dirección, película, guión adaptado y actor de reparto.
El mejor momento: El emotivo discurso de un Bardem que, por unos instantes, dejó de lado su pose de frialdad habitual.
Más información| Puedes encontrar todos los detalles de la ceremonia en la web oficial, en inglés, y aquí, en español, de donde se han obtenido todas las imágenes.